Interdependencia positiva.
Los alumnos se necesitan para realizar el proyecto. El reparto de roles condiciona el resultado, sobre todo en lo que respecta a la temporización. Una mala gestión de los recursos o una planificación mal planteada pueden evitar la consecución del proyecto. Además, el hecho de que la presentación del producto final ante los compañeros pueda ser realizada por cualquier miembro del grupo, y que la calificación dependa de ello, implica a todos en la comprensión del mismo.
Participación equitativa.
Todas las alumnas y alumnos participan desde el momento en el que tienen que decidir qué proyecto van a realizar. Luego, el reparto de tareas individuales en el taller, garantiza dicha participación.
Responsabilidad individual.
A través de las hojas de la primera fase, la correspondiente a la búsqueda de información, así como de la hoja de planificación y construcción del proyecto, se puede realizar una evaluación de la responsabilidad de cada uno de los alumnos.
En el curso 17/18 los alumnos realizaron este proyecto, pero en parejas, y sin tener en cuenta ni mucho menos nada de lo que he aprendido por ahora en este curso: organización de los grupos en base a distintos criterios, normas, roles, tríada cooperativa, … En fin, con todo esto espero que los alumnos se motiven, ilusionen y aprendan más.